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Hay que ser buenos no para los demás, sino para estar en paz con nosotros mismos.
Achille Tournier
Los únicos partidos temibles para un gobierno son aquellos que no se venden.
Los militares cuentan demasiado con la fuerza, y los políticos cuentan demasiado con la habilidad.
En la escuela es donde empezamos a dejar nuestra propia personalidad.
Cuando, en las lides políticas, has vencido a tus enemigos, son entonces los amigos los que te arrojan por tierra.
Cuando los hermosos ojos de una mujer se comienzan a velar con lágrimas, quien empieza a no ver claro es el hombre.
No existe nada más interesante que la conversación de dos amantes que permanecen callados.
Puede el desprecio servir de alivio muchas veces, pero jamás de consuelo.
Para gobernar a los hombres hay que conocerlos, despreciarlos y amarlos al mismo tiempo.
Los partidos discuten no tanto para convencerse como para decirse mutuamente cosas desagradables.
Ya que no bastaba la justicia para arruinar a la gente, se le ha añadido el procedimiento.
Es menester ser bueno, no por amor a los hombres, sino para estar en paz consigo mismo.