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El hastío es la enfermedad propia de la gente dichosa; el desgraciado no se aburre nunca, tiene demasiadas cosas que hacer.
Abel Dufresne
Lo malo es que las máximas se escriben para los demás y raramente para sí mismo.
El aburrimiento es la enfermedad de las personas afortunadas; los desgraciados no se aburren, tienen demasiado que hacer.
Buscamos nuestras ideas en nuestro ingenio, pero las hallamos en nuestro corazón.
Las personas insignificantes siguen la moda, las presuntuosas la exageran, las de buen gusto pactan con ella.
Las lamentaciones no sirven para nada; entregarse a ellas es perder el tiempo presente por un pasado que ya no nos pertenece.