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De cuando en cuando convendría que algún poeta poseyera una fortuna, para que aprendiesen los ricos lo que puede hacerse con el dinero.
Abel Bonnard
Cuando se presenta la ocasión de hacer un regalo a un pobre, sepamos que es mayor delicadeza entregarle la cosa inútil que apetece, que el objeto útil que necesita.
No hay como los poetas y las mujeres para tratar el dinero como se merece.
El dinero no debe ser sino el más poderoso de nuestros esclavos.
Es preciso que los ricos tengan el alma muy fuerte, para poder abstenerse con tal firmeza del placer que se experimenta en dar a otros.
La riqueza hace resaltar la mediocridad.
Gastar es un placer de poetas.